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Arquitectos: Gerardo Caballero Maite Fernandez Arquitectos; Gerardo Caballero Maite Fernández Arquitectos
- Área: 717 m²
- Año: 2010
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Fotografías:Gustavo Frittegotto
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En las ciudades de la planicie pampeana, la cuadricula urbana impone a nuestros cuerpos un rigor muy particular en relación al territorio. En nuestras calles nos vemos atrapados en situaciones de perspectiva única. Las ordenadas líneas de fuga de cordones, veredas, fachadas y árboles crean franjas de cielo particular.
Los bordes continuos de las manzanas esconden una densa articulación de momentos que suponemos, pero que nunca verificamos. Inmersos en estas secuencias ortogonales, nuestra mirada se escapa en diagonal. Que es lo que encuentra nuestra mirada cuando intenta cruzar por sobre, en escorzo, hacia los centros imposibles de nuestras manzanas? A veces, en las avenidas de ingreso en los barrios periféricos de la ciudad, por sobre las terrazas bajas, nuestra mirada encuentra grandes carteles de publicidad.
La Concesionaria de Bicicletas en Rosario recientemente diseñada por el estudio de Gerardo Caballero, ubicada en un lote entre medianeras en una avenida de alto tránsito, se nos presenta paralela a la línea de edificación flotando como una gran pantalla. Descubrimos en la pantalla una profundidad espacial que nuestra mirada atraviesa con placer. La invitación a atravesar visualmente la fachada de vidrio de precisas porciones está dada por ciertas sutiles deformaciones operadas en corte. El borde externo de la pantalla se afina para definir el volumen con una línea precisa, tensando la piel de vidrio en forma extrema.
La deformación perspectívica del marco de la pantalla repite la geometría de nuestro cono visual, acentuando el voladizo y liberándolo de la tensión gravitatoria: la pantalla vuela. Finalmente, el techo de estructura metálica contiene una pequeña inflexión en su pendiente, separando dos conos visuales predominantes: uno atraviesa la pantalla y tiene al cielorraso como su lienzo final, el otro se inicia bajo el voladizo de ingreso y al ingresar descubre la entrada de luz cenital que ilumina el cielorraso y activa a esta maquina de mirar. Imaginamos a las bicicletas, liberadas de la gravedad, volando en este espacio denso, en esta luz líquida.